La
comunicación, podría decirse, es la urdimbre sobre la que se sostiene la
cultura. Es la práctica de ella la que ha permitido contar nuestra historia
como humanidad, y poder aprender de esta. Pudimos perfeccionarnos a partir de
los relatos, escritos, tallados, dibujos, etc.; es decir, la utilización de
torrente de datos infinitos que permite conocer y aprender sobre que hicimos
bien y que hicimos mal, para corregirnos a nosotros mismos como especie. La comunicación
es un fenómeno poderosísimo, sin duda alguna. Mucho tiempo se demoró en darle
status propio dentro de las teorías científicas. Las ciencias de la
comunicación existen hace, no mucho más de 30 años. Subrayo como rasgo
importante, la comunicación tiene una función revolucionaria en la actualidad,
y es que como la rueda o la máquina a vapor, hoy la comunicación atada a las
nuevas tecnologías abre las puertas a una profunda reestructuración de los modos
de producción, y por ende de nuestra vida cotidiana.
Pensar en los
actos educativos, es pensar en la comunicación. Y como vemos, las nuevas
tecnologías facilitan el flujo comunicativo, el cerebro de nuestros estudiantes
se configura de otra manera, ya no es necesario memorizar ya que todo está en
la red, en la punta de los dedos del estudiante. Se pone en cuestión el saber y
el hacer docente, quien hasta no hace mucho tiempo era una de las únicas
fuentes legítimas del conocimiento y su producción. Indudablemente, la
institución escuela está en crisis, es obvio si tenemos en cuenta que se ha
corrido el eje sobre los espacios donde se produce y consume conocimiento. Hay
una ruptura generacional entre docente y estudiante en tanto manejo de
tecnologías, por un lado; y por otro, en tanto comprensión del mundo y como
interactuar en él. Una sociedad pre figurativa diría Barbero, donde los adultos
quizá tenemos que aprender mucho más de los jóvenes, que ellos de nosotros. No
es para menos, el mundo que dejamos es hostil, algo no hicimos bien.
Volvemos a los
relatos de nuestra historia y como actúa la comunicación en ella. Si hablamos
de mundos heredados, nos encontramos que las tecnologías que permitieron la
circulación de grandes flujos de información, comienzan a desarrollarse a
comienzos de la década del ´90, y con ellas un feroz avance del neoliberalismo
a nivel mundial y en nuestro país en particular. Durante esos primeros años
desde los gobiernos se atacó principalmente toda forma de organización, como
los sindicatos, clubes, organizaciones sociales y barriales, etc. Todo esto se
logra a partir de la implementación de cláusulas laborales que precarizan al
trabajador y las grandes empresas tercerizan las tareas, disminuyendo su
cantidad de trabajadores y delegando así trabajo a pequeñas empresas, que
tienen al trabajador en fuera de la ley, desorganizado y siempre pendiendo de
un hilo su estabilidad laboral. Ahora bien, cuando de comunicación se trata,
diremos que en los barrios obreros, hoy se llena de desocupados o subocupados,
todas las familias procurando salir adelante de manera individual, la pobreza
pululando en los barrios, y las consecuencias hoy conocidas.
Todo esto
también se da en la condición laboral del docente secundario sobretodo, que es
empujado a trabajar en numerosas escuelas y de distintos barrios, entonces la
escuela comienza a perder también ese rol legitimador que antes tenía, el de
trabajar como un amalgamador social. Nos encontramos primero con docentes que
no conocen al barrio o no lo entienden. Más bien no entienden todo ese paquete
de problemáticas que se presentaba. La crisis social es tan o más fuerte que el
desarrollo tecnológico, por tanto pensar a la escuela, la educación y la
comunicación debería apuntar a reconstituir lazos desechos luego de los años
´90. Comprender al estudiante no es tan sólo aprender cual es el uso que le da
al celular o las redes sociales, a eso lo aprenderemos. Como adultos y docentes
nos cabe la responsabilidad de reparar aquello que nuestra generación destruyó
a fuerza de individualismo (aprendido a partir de los valores transmitidos en
los medios de comunicación, el trabajo, la escuela, etc.), los lazos sociales y
solidarios que nos dan el carácter de humanos. Es en ello que debe ponerse en
práctica todas las formas de comunicación, y la comunicación cara a cara es
fundamental. Como docentes es el valor y enseñanza más valiosa que podemos
transmitir.
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